jueves, 5 de junio de 2014

Entre Perros, Avenidas, Estrellas y un Jefe

Si todos fuésemos como los perros

Los perros en las telenovelas de aire supernatural están en boga. Y todos tienen nombres con P. Nos demuestran que el amor va más allá de la muerte. El perro no es meramente una mascota o posesión del ser humano. Es una fuente de apoyo inagotable que traspasa la barrera del lenguaje y las especies. Nos basta con compartir el diario vivir con su batidora de experiencias, aventuras, desventuras, sueños, desvelos, ilusiones, desilusiones, dolamas y sanaciones. Esa compenetración los hace testigos de cómo quiénes somos en verdad. No nos censuramos cuando estamos con nuestros perros. Nos confesamos. Nos quitamos el filtro y desenmascaramos las patrañas que llevamos por dentro.
Los perros nos ven en exclusivo. Más nadie nos ve así. Ni nuestro mejor amigo, ni nuestra pareja. Por eso no es de extrañarnos que nos vean más allá del plano terrenal y sepan de los pasos de sus amos al morir a la materia. Ya conocen su alma desde que vivían en la tierra.

El “Pacho” de “En OtraPiel” vela a su nueva “Mónica” y el “Pepe” de “Escrito en las Estrellas” sabe cómo cuidar del legado de “Daniel” y de su amada “Victoria/Viviana”.
Pero si los perros no hubiesen recibido amor de los dueños, otro hubiese sido el cantar. Hubiesen sentido alivio al perder esos seres. Ahí si hubiesen sido posesiones y no los más íntimos seres en sus vidas.
Así es mi Chispi. Por poco se me muere la semana pasada de una aflicción estomacal. Ya está sana gracias a Dios y a los amigos del hospital veterinario. Ella la lambido mis lágrimas en los momentos más solitarios de mi vida. Cuando la fe se hacía finita ella estaba allí para demostrarme que del rabito más chiquito sale la fuerza más tenaz. Y no es la perra perfecta. A veces se me pone bien más que chava, voluntariosa y difícil, pero todos tenemos nuestras manías. Con ellas brego, como ella brega con las mías. Así nos tratamos las dos, sin condiciones. Para condiciones están los bancos y los préstamos.

Los Siete Pecados de “Avenida Brasil”

“Avenida Brasil” concluyó hace tres semanas y aún tengo preguntas rodándome en la cabeza. Son cabos sin atar y son sin duda inconclusiones que  dejó esta inolvidable producción.
1.       ¿Qué compusieron Carlitos y sus tres familitas en la trama? ¿No había una forma más fácil de ponerle novia rica a Jorgito y luego a Irán?
2.       ¿Cómo se reincorporó Adauto al Divino FC? No se supo si lo convenció Tifón, el entrenador, Olenka o si fue trabajo en equipo.
3.       ¿Qué pasó con la casita de Olenka? ¿Se mudó por fin o no? Llevó más de media novela hablando de la casita  y ni se vió.
4.       ¿Llegaron a viajar Jorgito y Nina a California? Tampoco se supo si montaron el restaurant.
5.       ¿Qué hubo de bodas? Me hubiese gustado saber si Jorgito y Nina por fin se casaron. Y lo mismo para con Tifón y Monalisa. También hubiese sido gracioso ver cómo se dio el romance entre Ivana y Silas. Se les vio juntos en el final. Miren que ese hombre ha trotado el Divino entero con cada hembrota. Es que Ángel, le sobra.
6.       ¿Cómo quedó parado ante la justicia el miserable de Santiago? Ese maldito pudo haber muerto en la víspera. Después de haber matado a Nilo, se me acabó de salir. Nilo no era santo de mi devoción, pero al menos no era hipócrita. Me hubiese gustado saber quién lo enterró y ver su tumba.
7.       El Divino FC siempre jugaba y practicaba en un estadio dilapidado. Al final están jugando en un estadio de primer orden. ¿Jugaban por un campeonato o por el pase a la Primera División? Ganaron algo grande. ¿Qué era? Me quedé con las ganas de saber que se celebraba tan en grande.

Continuidad Dentro de las Diferencias

Aunque diametralmente opuesta a “Avenida Brasil”, “Escrito en las Estrellas” nos ofrece cierta continuidad con Débora Falabella y Nathalia Dill como contrafiguras nuevamente. Nathalia mantiene su voz del doblaje de “Avenida Brasil” pues el personaje de “Victoria/Viviana” es juicioso como “Débora” lo fue en “Avenida Brasil.”  Ahora, Débora Falabella aquí es la descocada ególatra, materialista, embustera y buscona de “Beatriz Cristina.” La voz chillona y aspaventosa le va perfecta. “Nina” no es, ni por error.
Igual de acertada es la elección de la voz de “Monalisa” de “Avenida Brasil” para “Mariana” en “Escrito en las Estrellas.” La sencillez, candor y alma trabajadora de ambas trae confort al compartir la voz en el doblaje. Es una continuidad que no distrae, sino que atrae el televidente hacia “Mariana” y la hace más entrañable.

Señor de los Cielos 2

Siguiendo la vertiente de las continuidad, ya está aquí “El Mismo Jefe de Todos” en su segunda temporada. Entre muertos, resucitados y revelaciones a granel se han ido atando cabos en estos primeros días de su regreso. La credibilidad de la historia va con lo antes establecido en la serie y no atenta con la integridad de los personajes.

Lo que sí queda claro es que Rafael Amaya es la figura emblemática masculina de Telemundo. Transmite calidez, simpatía y buen sentido del humor. Es un hombre guapo y seguro de sí. Ahora bien sin ser un lindoro que incomode a los hombres. Al contrario, quisieran ser su amigo a ver si se les pega algo por osmosis. No lo envidian, lo quieren como a un muchacho del barrio. Y las mujeres también como al más deseado, pero saben que tiene novia y lo respetan. Para completar, el Rafa se ve humilde y no se cree el “Señor de los Cielos.”

Enhorabuena que la serie haya vuelto y que amenace con una tercera temporada. Si es con calidad, excediendo las expectativas del público y con el súper elenco que trae, sigan por ahí hasta que nos cansemos.


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