martes, 22 de abril de 2014

Legado de Jueves Santo

El pasado jueves santo se llenó el cielo de luminarias desde las tempranas horas de la madrugada. El primero en llegar fue José Luis Feliciano Vega, mejor conocido por Cheo. La bendición de Cheo fue su aterciopelada voz que lo mismo podía interpretar una salsa bien afincada en una clave sabrosa que un bolero meloso o un sin improvisado para animar al público presente. La vida de Cheo pudo haber sido una telenovela. Nació en uno de los barrios más bravos de Ponce, Puerto Rico: La Cantera; en la 156 de la Calle Guadalupe. Fue hijo de un carpintero que aunque pobre, cultivó el amor por la salsa en su hijo. Desde pequeño perteneció al Combo de las Latas en Ponce. En su adolescencia la familia Feliciano Vega partió hacia Nueva York donde enfrentaron el racismo por ser negros y puertorriqueños, pero echaron pa´lante. Cheo se graduó de la escuela superior siempre destacándose en la música. Pasó a ser bandboy del gran Tito Rodríguez. Se auto adicionó con Tito y arrancó como cantante. El 5 de octubre de 1957 debutó como profesional con el sexteto de Joe Cuba y se casó con su novia de la adolescencia, Socorro “Cocó” Prieto, a quién rondaba desde que ella tenía 15 años y el 19. Para fines de los sesenta no le iba tan bien a Cheo era un heroinómano total. Su carrera colapsó y regresó a Puerto Rico para rehabilitarse en el Hogar Crea. Allí permaneció por 2 años. Cocó jamás lo abandonó. Tuvieron 3 hijos y una hija. Al regresar de su hiato vino más fuerte que nunca con temas salseros y de bolero que calaron profundo por su contenido no solo rítmico sino social. Se convirtió en una estrella de la Fania y en un solista independiente que hasta a Cuba fue por cuenta propia a grabar con los maestros salseros de allá. Luchó recientemente contra el cáncer de hígado e iba en las de ganar. En los últimos tiempos fue un Salsa Giant junto a otras leyendas.  Un accidente vehicular se lo llevó antes de terminar su gira e integrarse a otra con Gilberto Santa Rosa y Víctor Manuelle.

Su voz y su talento serán recordados y vivirán a través de sus grabaciones. Sin embargo,  lo que más sobre salió de Cheo fue que no se amargó ante las adversidades de la vida. Fue humilde y a todos llamó “¡Familia!” Tres sílabas llenas de efusividad a todos hacían sentir cómodos y en confianza. Más que un artista era un hombre que sabía aglutinar al pueblo en pos del amor a la música.

Para la hora de almuerzo, supimos de la muerte de Gabriel García Márquez, padre del realismo mágico y ganador del Premio Nobel de la Literatura en 1982. Sus  novelas eran poco en comparación con su vida. Esa también pudo haber sido llevada a la televisión a través de las telenovelas. Fue periodista y desarrolló convicciones de extrema izquierda, afiliándose al régimen cubano de Fidel Castro. Se rumora que fue su embajador secreto ante varios Presidentes estadounidenses y las Naciones Unidas.  Vivió en México por más de tres décadas y sus cenizas han de ser dividas entre ese país y su patria: Colombia. No se equivoquen no era un hombre de lealtades divididas, sino de tanto amor que se tenía que dividir para poder satisfacer el deseo que tantos tienen de devolverle ese cariño tan sincero.

Para la cena, llegó la noticia del deceso de cáncer de la precursora de las protagonistas de novela de hoy en día: Mayra Alejandra. Despuntó  a los dieciséis años en Radio Caracas Televisión y poco a poco se diseminan sus melodramas en Latino América. La más célebre de sus protagonizaciones fue “Leonela.” Si me preguntan a mí, disfruté más de “Amada Mía.” Su actuación fue desgarradora. Al final Franklin Virgüez bota de la casa al personaje de Mayra y ella deambula por las calles. Él se queda de padre soltero con el niñito de ambos. Es incapaz de perdonar las infidelidades de Amada. El machismo latinoamericano quedó tan claramente presentado en esa novela de 1981 que retumbaba cuando lo vi en 1988 como si fuera nuevo. Me pregunto cómo lo veríamos hoy. ¿Dónde estarán esos clásicos de Radio Caracas Televisión?

Volviendo al tema de Mayra Alejandra, fue de las primeras protagonistas de telenovelas en internacionalizarse desde Venezuela. No tuvo que salir de su país para darse a conocer. Sus novelas tocaron temas más allá de los rosas.  Sentó pautas del glamur y de cómo se conducía una estrella de novelas. Fue la precursora de Jeanette Rodríguez, Catherine Fullop y Sonya Smith. También contemporánea de Caridad Canelón y Gigi Zancheta. A Mayra también la recordaremos por su entrega como madre de Aarón Salvador, fruto de su relación con el actor mexicano Salvador Pineda. Su relación falló, más no su rol de madre. Ahí sí que se consagró más allá de las novelas y bajó su tren de trabajo para criar su hijo.
Y ya para hora de dormir, el cáncer le arrebató la madre a Chayanne, cantante y actor. Aunque hace un tiempito ha estado más dedicado a su familia que a los escenarios, Chayanne ha protagonizado novelas en Puerto Rico, Argentina, Miami y México. También ha interpretado temas para novelas. “Amorcito, Corazón” ha sido el tema más reciente que ha cantado.


En síntesis, el Caribe estuvo de luto el jueves santo. Estas muertes en un solo día pudieron ser como el relato de una telenovela, pero fueron ciertas.  Prueba de que la realidad es muchas veces más cruel que cualquier trama. 

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