La semana pasada estuvo en NYC
Nicky Jam estrenando y promocionando el video de “Forgiveness,” versión en
inglés de uno de los temas más pegaos no sólo del año, sino de la década “El
Perdón” (ambas versiones a dúo con
Enrique Iglesias). Después de ver la entrevista y premier del video, me puse a
pensar en el apodo que lleva: “Ave Fénix” del Reggaetón. Paren ahí. ¡Qué Ave
Fénix ni qué na! No se alboroten que no lo estoy insultando. Al contrario. Él va
más allá. Chequeemos el mito del Fénix. Es un ave elegante. Eso Nicky lo tiene:
es calle y pueblerino, pero no es cafre y vulgar. El Fénix es poético. Y a las
letras de Nicky les sobra lirismo y ritmo. ¿Así qué cual es el problema con el
Fénix? El trapo de pájaro es demasiado pasivo. Para renacer tiene que suicidarse en llamas y a través de
un súper poder renacer de las cenizas. OK, eso del súper poder está chévere.
¿Verdad, que sí? Bueeeno….tarda 500 años. ¡Olvídate!
Los 500 años de espera NO me
cuadran con un hombre que siempre tira a to´galillo “¡Estamos Activos!”por
ahí.
Cambio la película ya. El exitoso retorno de Nicky Jam me acuerda a esas
películas de acción y aventura parapelos. En el cine de mi imaginación, él solito montó una expedición de auto-rescate
con la mochila al hombro, el CD bajo el sobaco y el wallet con treinta pesos en
el mahón. Me lo imagino como un Indiana Jones boricua “Straight outa
Levittown”. El hombre tenía una clara visión de lo que iba a buscar, cómo,
cuándo y dónde. Cargó consigo para Medellín, Colombia la brújula más confiable:
la fe. Esa se lleva por dentro y nadie se la puede arrancar a uno. A menos que
uno deje a cualquier gamberro harto de odio entrar tan y tan dentro que ya
pa´que. Ahí mismo entrega uno las Adidas antes de que se las arranquen y se convierta
en estadística del desengaño de este mundo cruel. Pasa uno a ser zombie por
gusto propio o ajeno.
Y aquí está la primera moraleja de la película. Dicen
que la fe es lo último que se pierde. Eso es mentira. La fe nunca se pierde. Es
como la materia. Ni se crea ni se destruye. Se cuida bien hondo dentro de uno
para que no se la roben. Es luz que revela
los caminos correctos y rebela a uno en contra de los vaticinios baratos de los
Walter Mercado de la vida que declaran a uno nulo. Y así fue que Nicky venció
al rechazo, mal ambiente y reguerete,
que como dirían los bochincheros de mi santa isla, lo tenían “apagao´.”
Como siempre, los bochincheros no
valen na’. El que vale es que se va a la
calle a dejar las verijas trabajando para pagar los “billes” y mantener la
familia. Nicky arrancó a poner la fe en
acción y a invertir en su propio talento. Iba venciendo las libras demás, los malos hábitos y el ego. A esas cosas no
hay fuego del BBQ del Fénix que las venza. Eso es a pulmón con sudor, privaciones,
dolor, sacrificio y extrañando con pantalones a los seres queridos. En medio de
todo eso, en mi película me lo imagino en Medallo pasando amarguras solo, trabajando
en barrios de dos tiros y tres puñalás y comiéndose la jamonilla directo del
pote, rindiéndola y sin calentarla. El hombre siguió dando lucha, dándonos la segunda moraleja de la película: la fe
sin acción es soñar, moverse es realizarse y no hacer nada es una pesadilla.
Poco a poco, el escenario de la
película en Medellín va mejorando. Nicky prospera porque da de sí. No se
encumbra. Se mantiene fiel a su auto-rescate. No se deslumbra con las cosas y
personas que conquista. El fronteo murió con todas las que pasó. Ya él sabe que
para demostrar su valor como artista no tiene que roncar. Se dio cuenta que la
cabeza no es pa´ echar pelo na´más. Creo que por eso se lo tumbó. Ahí llegó la tercera moraleja de la película y la
resumo como decía mi Papá es mejor estar calvo o mal peinado que tener buen
pelo y mala cabeza.
Nicky Jam substituyó la
potronería y malcriaduría con cariño y
un interés genuino por compartir con su público. Todo ese amor propio que tiene
lo pasa pa´lante. Con ver sus ocurrencias en las redes sociales basta. Por eso sigo
insistiendo que lo de Fénix no le va.
Aunque Nicky se haya reinventado
y redirigido no es perfecto. El tipo tiene sus defectos. Se cansa, se enferma,
se encabrona, se aburre, etc. No todo puede ser "¡Dimelo Papi!" las 24 horas del día. Todas esas cosas pesaítas también caben de algún
modo en el cine de mi mente.
Al final de la película Nicky Jam es estrella a
nivel mundial, mentor de otros artistas, ganador de premios internacionales y bendecido por demás.
Pero justo antes de ese punto culminante, se identifica con el búho. Se
identifica con la sabiduría que simboliza y en que ambos son nocturnos, de buena
visión, rápidos y con alas amplias. Alas que cada día abre más anchas para
alcanzar más retos, metas y objetivos. En mi cine mental, ahí va se hace el
tatuaje del búho en el frente del cuello como un ritual personal y secreto. Por
eso deja que le digan “El Ave Fénix del Reggaetón” de lo más tranquilo. Fiel al
espíritu sabio que lo rige sigue en paz, guardando algo más que éxito en su
corazón: el secreto de ser fiel a sí mismo.
Video Oficial "Forgiveness" Nicky Jam ft. Enrique Iglesias
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