domingo, 30 de marzo de 2014

"Marido en Alquiler" y el mes de la mujer

No crean que me olvidé que marzo tiene gran significado para la mujer como parte del mes de la historia de la mujer. Me puse a pensar y no daba con nada que me inspirara en las novelas en curso. De pronto me acordé de  Griselda Carrasco, la “Marido en Alquiler.” Termino hace varias semanas en USA, pero en Puerto Rico está en los primeros lugares de audiencia. Tan es así que su protagonista, Sonya Smith, fue la estrella invitada de Telemundo PR para la gran celebración de los 60 años de la televisión boricua. Aquí mantuvo números de ratings consistentes, rondando 1.5 millones de espectadores por noche. No tenía grandes sube y baja. ¿Por qué? ¿Cuál es la magia de Griselda?

Demos por sentado que sus estrellas Sonya Smith, Juan Soler y Maritza Rodríguez tienen seguidores por montones. Ya de ahí se obtiene una buena base. Añádanle  publicidad televisiva, redes sociales y revistas. De ahí vamos al grano que es la trama y el valor añadido que trae el resto del elenco.

Recordemos que "Marido en Alquiler" es una co-producción con Globo para la creación de una nueva versión de la novela brasilera "Fina Estampa." Las inquietudes de la casa de moda Fina Estampa y la situación de fertilidad de "Esther" fueron una trama secundaria, aunque válida y bien cuidada en esta salida. Como sugiere la retitulación, el mambo aquí es con la vorágine de una ama de casa vuida y para mantener su hogar no le queda de otra que trabajar en el oficio de handyman que aprendió de su padre. Hereda la camioneta, las herramientas y las ganas de trabajar y pa´lante es pa´llá. 

La estampa aquí es burda, no fina, pero de corazón excepcional. La doñita tiene sus cualidades físicas también, recuerden que esto es una novela. La juventud y belleza de la abuela Griselda son secundarias. Las mujeres trabajadoras se pueden identificar con la historia de la madre soltera que deja el cuero a la hora que sea cuando la llamen para un trabajo digno y remunerado para mantener el hogar, los hijos y los nietos. Lo hace con ahínco, respeto y fe, poniendo por delante a Dios y a la virgen. Su bandera es la generosidad para con todos. Ella le transmite esos mismos valores a sus hijos. Dos de ellos le hacen caso. El mayor es un padre soltero, divorciado, exboxeador que levanta su hijito con su trabajo en una taquería. Su hermana menor es una joven empresaria de cremas del cutis. Aunque se empata con un sinvergüenza, ladronzuelo, buscón y déspota, tiene buen corazón. El hijo del medio es la nota discordante del trío. Estudia medicina y reniega de ser pobre. Se enamora de una muchacha rica y oculta su pobreza material con mil mentiras. Se hace evidente su pobreza de espíritu cuando reniega de su madre y la humilla. Eso desata la furia no sólo de Griselda sino de Teresa Cristina (Maritza Rodríguez), la mamá de la muchacha. Esa sí que es la estaca de dónde se amarran todas las perturbadas mentales. De ella no nos compadecemos, si hasta matricida es. De Griselda sí nos compadecemos. Nos acordamos que todos tenemos un hijo, familiar, vecino o conocido que está inconforme con su posición en la vida. Este tipo de persona no acepta su responsabilidad por sus propios sentimientos y acciones. Se cree que el mundo le debe algo. En el caso del hijo de Griselda, riquezas y otra madre.

Una madre herida que trabaja y no se deja caer nos motiva en nuestro diario vivir. Ojalá hubiese más gente así con alegría de vivir, positivismo y generosidad. Aunque esté agotada ayuda su comadre a bregar con los abusos de su marido y a ver si lo deja. Tiene verdadera solidaridad con otras mujeres y con cualquiera que la necesite. Es incansable siempre anda con menos queja y más fe sin ser sobre azucarada. Se puede ser realista sin ser pesimista, agriado y pijotero con el resto del mundo.

Ahora bien, ganarse la lotería ayuda a magnificar el buen trabajo. También trae más problemas como le pasó a Griselda. Y para completar usa el dinero para demostrarle a la sin ceso de Teresa Cristina que ella también puede vivir en el mismo barrio. El dinero no la libra de que la loca no la quiera humillar e irrespetar. La obsesión de Teresita pone la vida de Griselda y los suyos en peligro muchas veces. Y todo porque su marido, Reinaldo Ybarra (Juan Soler) prefiere a Griselda y no a ella. El hombre se cansó de sus inseguridades y egoísmos. Él también quiere ser feliz.  Lo mismo piensa la hija de Teresa Cristina. Nadie en verdad la quiere, solo le tenían pena o estaban sometidos a ella. Su teatro cae. Su locura de manicomio de siete candados no tiene fin. Empeora con el regreso del presunto difunto marido de Griselda interpretado por Miguel Varoni. ¡Lindo aliado que encuentra en él!


Como Griselda muchas espectadoras han enfrentado enemigas bandidas y obsesivas, aunque éstas no tengan siempre que ver con el amor de un hombre. Y todas de una forma u otra conocemos el desamor de un excompañero que lo sirve es para echarle a perder el día a cualquiera. Buscamos la paz en el amor sincero de nuestros hijos y en la esperanza de que los hijos torcidos se enderecen. También queremos justicia y demostrarle a los desgraciados que ya no nos dejamos humillar sean hombre o mujer en nuestro camino. Y si de paso se encuentra el amor de un buen hombre, mejor todavía. Estos son los valores y sensibilidades de Griselda Carrasco, una mujer que vio su fe y labores bien recompensadas por Dios y la Virgen con la lotería. 

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