Rondado el 90
aniversario del nacimiento de la Guarachera del Mundo: Celia
Cruz, debuta esta bioserie y un documental biográfico de una hora lleno de
anécdotas, imágenes, y video clips de la propia
artista.
Una dama llena que derrochó tanta
vida, cultivó alegría y fue la
generatriz de “Azúcar” más vibrante del mundo no siempre fue tan segura de sí. Como muchos de nosotros necesitó de alguien
que creyese en ella antes de que ella misma pudiese solidificar su auto-confianza.
¿Quién se fuera a imaginar que fue una joven que sufrió de la sobre protección,
celos y rechazo injustificado del machista de su padre?
Ese mismo dolor de la pérdida en
vida del padre, Simón Cruz, fue parte de su motor para aclarar las dudas sobre
su valía, pisar fuerte e ir sacudiéndose
de la timidez gradualmente. A pesar de ser un prodigio y no saberlo tuvo que
también encarar el racismo, la envidia y maldad de su hermana, Noris Alfonso,
los celos de su amigo con pretensiones de novio y los que intentan sobornar a
los directores del concurso de Radio Progreso para que no llegue al triunfo. Ni
corto ni perezoso, el talento de Celia se impone. Su Mamá y su Tía son sus
cómplices junto al “truquero” mayor “Martín León”, que diga, el reformado
casanova Pedro Knight. Ellos le dan fuerza para que abra esa garganta para como
bien dice la canción que la bautiza en la serie “Nadie la Supere.”
El casting de la serie ha tenido
varios aciertos, comenzando con la protagonista de la primera fase, la puertorriqueña
Jeimy Osorio. La ponceña captura la inocencia, frescura, humildad, corazón
claro y deseos de triunfar de quién de la noche a la mañana se encuentra que ha
vencido las jugarretas de tantos y las auto interrogantes para empezar a
coronar sus sueños. En ella también se refleja el dolor de ver la primera
ilusión amorosa tronchada por la mentira mientras se brega con el más crudelísimo
rechazo de un padre que creyó ser el más
amoroso pesar de ser cascarrabias. Trae la mirada maravillada del que se ve
apoyado por sus héroes.
Su humildad no se traga su voz,
presencia, estatura y alegría de vivir. Al caracterizar a Celia Cruz es
inevitable ver el paralelo del ascenso de ambas. Aquí ya no existe Jeimy la
delgada y espigada actriz de visos cómicos y bravíos que tanto nos deleitó en “Porque
el Amor Manda” y “Una Maid en Manhattan.” Tampoco es “Mara,” la empresaria que
luchó contra el racismo en “Santa Diabla.” Es mucho más.
Esta Jeimy Osorio trasciende el compromiso de un rol. En “Celia” entiendo
que su trabajo es más que un compromiso con ella misma. Es poner su voz, esencia
y sello personal en lo que hace que ya es Arte Personal, y no papeles de
novela. ¡Arriba Jeimy!
Su única falla es la de la serie
en general: la falta de consistencia con el acento cubano. Es lo único que no
me transmite de Celia Cruz. Quizás según avance la serie (aunque ya va un mes
de transmisión) lo perfecciona y este comentario será pasajero.
Sobresale el también protagonista
boricua Modesto Lacén. El sanjuanero en salidas anteriores ha interpretado a
Roberto Clemente e incursionado en cintas Hollywoodenses. Su interpretación de
“Pedro Knight” refleja todo ese caudal de experiencia. Lo hace con soltura
integrando humor, nostalgia, ritmo, picardía, musicalidad y alma de
trompetista. El hombre ama el peligro y la chillería hasta que se topa con
“Celia.” Ahí con todo y maraña de
embustes se enamora y cambia. Tiene el salero y el acento del cubano domado a
la perfección.
Otro que va en esa onda es el
intérprete del antipático padre de “Celia,” el actor Moisés Angulo. El actor
barranquillero que volvió a nacer en los brazos de Cristo hace una década le da
vida al iracundo “Simón Cruz.” Un hombre que se niega a aceptar los logros de
su hija como cantante dentro de un marco de decencia y juicio propio. El hombre su sume en la soledad, el
alcoholismo y las mujeres para cubrir su despecho. Sus escenas me conmueven al
llanto. Por orgulloso se perdió lo mejor de su hija. Eso se llama una verdadera
actuación. Gracias Don Moisés por su
entrega al papel de “Simón Cruz.”
La única mujer que logra dominar
el acento cubano es Aida Bossa. Ella encarna la odiosa, calculadora y mentirosa
hermana de “Celia,” Noris Alfonso. La muchacha originaria de Cartagena de
Indias es una joya de despecho. Me mata. Es otra gran revelación actoral de
esta historia.
Y como siempre Carolina Gaitán no
pasa desapercibida. En su salida como “Lola Calvo” su voz y dominio escénico
como cantante y actriz le dan color a la joven que sufre de Síndrome de
Estocolmo. La extrañaba desde los tiempos de “Alicia”/”Malicia” en “Flor
Salvaje.” Reencontrarse con ella, aunque en este doloroso rol, es siempre un
gusto.
¿Y de “Mirta Silva” interpretada
por Carolina Sabino, qué me dicen? La dama es una preciosa actriz y cantante
colombiana con una trayectoria, voz y figura envidiable. Creo que interpretó a
“Mirta” de una forma elegantísima y con su acento bastante bien puesto. Le
hacía falta el swing y salero de esta gran cantante y compositora de Puerto
Rico. Recuerden que la Sonora Matancera era una orquesta de gozadera. Cantaban
sus cositas de doble sentido como “El Tranvía.” Mirta Silva era una gran figura
de la canción pero aquí exageran la nota en cuanto a lo súper dama que era.
Tenía sus modales, belleza y donaire, pero era bien relajona. Nos dieron media
“Mirta” para acomodar la historia quizás para que “Celia” la viera como diosa y
la Sonora como una institución intocable. En ese contexto, Carolina Sabino
acertó grandemente en su interpretación.
Pensemos que la serie va más allá
del triunfo de Celia Cruz. También va más allá de que nuestros artistas negros
protagonizan en horario estelar. Esta bioserie relata el triunfo del espíritu
humano: como aprender a verse de otra manera. Nos muestra como tenemos que
abrazar a nuestro yo completo e integral. Ese proceso duele. Tenemos que vencer
no solo traiciones del mundo exterior y obstáculos. A veces hasta se
pierde el amor de un padre. A parte de su música ese el gran legado de
Celia Cruz: el tesón de seguir adelante y seguir amando al mundo a pesar de sus
imperfecciones. Permitamos que nos empodere día a día.
También fue una mujer que tuvo
que hacerle frente a una Cuba cambiante. El trasfondo histórico de la
Pre-Revolución Socialista en Cuba le hace un gran servicio la bioserie.
Presenta la realidad de los cubanos de a pie y las clases sociales más altas y
como esta era cambió la vida del pueblo cubano hasta el sol de hoy. Muy pocos
saben fuera de Cuba como fue. No lo vivieron o no conocen cubanos de esa generación.
Bravo por la producción de RCN y Telemundo. Han sido valientes en presentar la
realidad no solo del racismo y clasismo, sino la situación política al mostrar
la cara fea del régimen de Batista y del reclutamiento Castrista. Hacen falta
más casas productoras con esa estirpe
realista que aunque no presenta un documental sobre la vida de una estrella cubana
presenta la vida como es: a veces cruel, pero a veces con mucho AZUCAAAAA.